Teatre Principal en Barcelona
Rehabilitación del teatro más antiguo de la ciudad de Barcelona para abrir un centro de artes inmersivas en 2024.
La antigua iglesia de Santo Domingo de Silos en Alarcón presentaba un elevado estado de deterioro. El carácter ruinoso del monumento y en especial la ausencia de cubrición tanto en la nave central como en las dos capillas adosadas a la fachada principal, no dejaba de tener un cierto encanto a la par que propiciaba la visión en su totalidad, desde el interior de la nave, de la hermosa torre renacentista.
Santo Domingo de Silos manifiesta en sus propias superficies las diferentes épocas de creación, ampliación e incluso de abandono que ha sufrido. Un repaso a su obra de fábrica nos deja leer como una piel ajada por los años o como la corteza de un árbol, los avatares por los que su edificación ha pasado.
La iglesia no solo refleja en sus paredes la historia de su propia construcción sino junto con las demás iglesias de Alarcón recoge una parte de la historia de España, de sus épocas de esplendor y de deterioro, de sus costumbres, estilos y preocupaciones a lo largo de más de siete siglos.
Con esta rehabilitación se pretende rescatar a la iglesia de su presente y gloriosa ruina para, signo invariable de los tiempos, destinarla a auditórium, centro cultural y cobijo de exposiciones.
No potenciar con la intervención ninguna de las épocas anteriores en concreto, sino que recogiéndolas todas enfatizar precisamente este carácter de yuxtaposición que en este momento presenta el edificio.
Recuperar algunos de los efectos que su actual estado ruinoso posibilita como: la visión en su totalidad de la torre renacentista, la entrada de luz a la nave, etc.
Proponer según criterios actuales aquellas reparaciones que para su mejor funcionalidad se crean necesarias, atendiendo en especial al uso de la iluminación natural, la calidad de los materiales a emplear, la organización en recorridos tanto interiores como exteriores que posibilitan una visión de la iglesia en su totalidad, etc.
Visto el grado de deterioro y la poca calidad de los arcos y bóvedas que restan de la nave central, se propone su derribo y nueva cubierta mediante un sistema de cerchas de madera sustentadas en unos pilares dobles sujetos a la obra de mampostería por un pie metálico. Estas cerchas, elevadas por encima del coronamiento del muro, dejan una franja perimetral de iluminación, resuelta por unas ventanas de madera.
Estas cerchas sostendrían un sistema de cabios, rastreles, y machihembrado protegido con plancha de cobre que formarían la cubierta. En su encuentro con la torre renacentista, sustituiría el cobre por vidrio con el fin de permitir la visión entera de la torre. La cubierta de la capilla con estructura de lacería se protegería e impermeabilizaría haciéndose practicable. La cubierta del ábside, capilla sur y capilla central de acceso a la torre, se protegerían asimismo con planchas de cobre, pero permitiendo, en el ábside, la entrada de luz rasante por la pared y en la capilla sur la cubrición con vidrio del círculo central de la bóveda derruida, restaurándose las pechinas. La capilla lateral de acceso a la torre se habilitaría para servicios, almacén y escalera.
Se pavimenta por completo el suelo de la iglesia con placas de granito de Quintana de 100 x 50 extendiéndose hasta el exterior con objeto de crear un ámbito de entrada a la misma cota que el suelo de la iglesia. El desnivel con el suelo de la plaza lo salvan unos peldaños, a modo de gradas, que propician posibles actuaciones a la entrada de la iglesia a la manera de las antiguas representaciones medievales.
En el interior de la iglesia, se restauran las pilastras de yeso hasta la altura del capitel, mientras que el resto de los muros se sanean poniendo de relieve las distintas fábricas de piedra que forman el edificio. El espacio interpilastras se adecua mediante unos plafones de madera móviles que permiten sobre su superficie exponer cuadros o retablos y que se iluminarían mediante una guía de luz superior. En su parte baja (de mayor profundidad) permiten almacenar las sillas o bancos a utilizar en caso de concierto o recital. Este mismo sistema de plafones dispuesto en el ábside crea una zona de actuación permitiendo esconder focos y altavoces. Los plafones laterales pueden incluso desplazarse y, articulándose en las guias luminosas, disponerse también en el centro de la iglesia. Las capillas laterales, cubiertas sus paredes también con este sistema de plafones, pueden quedar cerradas permitiendo usos particulares. Por ejemplo, la base de la torre y de la crucería asimétrica como exposición del fondo artístico o de alguna pieza valiosa mientras que la de la bóveda puede servir como pequeña oficina o zona de estar y espera de las personas que deban actuar.
Amén de un recorrido interior se ha previsto la posibilidad de acceder al coronamiento del muro para llegar hasta la cubierta de la capilla de crucería situada al norte y desde la cual puede gozarse de una amplia vista del valle y del llano. A este recorrido exterior, que sirve asimismo para registrar y limpiar cubierta y ventanas superiores, se acude desde la escalera existente que da acceso a la parte superior de la torre.