Viviendas Turó del Sastre en Montgat
Edificio de 103 viviendas de protección oficial.
El Parque del Tranvía está situado sobre el tramo cubierto de la autovía Tiana – Montgat y tiene una superficie aproximada de unos 60.000 m2, una longitud aproximada de 850 metros y una anchura de 30 metros. Este viene a coser el área afectada por el desdoblamiento de la autopista C-32, un tramo soterrado construido con ocasión de las Olimpiadas de 1992 que atraviesa Montgat, Tiana, Badalona y Santa Coloma de Gramanet.
La reestructuración de la movilidad en el área metropolitana de Barcelona a raíz de los juegos olímpicos de 1992 impulsó el desdoblamiento de la autopista C-32 desde Mongat a Barcelona para conectarla a través de un nuevo ramal con el nudo viario de la Trinitat y desde allí con las rondas. Este nuevo tramo, denominado B-20, atravesaba hasta llegar a Barcelona los municipios de Mongat, Tiana, Badalona y Santa Coloma de Gramanet. La particular topografía de la comarca del Maresme y una cierta concienciación medioambiental aconsejó, con buen criterio, soterrar algunos tramos de la autopista. Sin embargo, la premura en su construcción indujo a realizar la obra a cielo abierto, en vez de con tuneladora, construyéndose un cajón que posteriormente debía cubrirse con tierra. Por otro lado, la escasa economía con la que se afrontó el trabajo redujo la profundidad a la que debía soterrarse, por lo que el cajón afloró en superficie en algunos tramos y, por si fuera poco, se redujo el valor de las cargas que debía soportar, por lo que debía disminuirse el volumen de tierras que podía colocarse encima con el objetivo de reforestar la zona.
El proyecto que realizamos tenía como objeto resolver el impacto de la infraestructura viaria, devolver la continuidad al territorio y construir un parque no sólo sobre el túnel de 850m de longitud, sino sobre la totalidad del área expropiada para su construcción, de unos 60.000 m2. Lejos de enmascarar la traza de la autopista, nuestro trabajo buscó dignificar su huella en el territorio, proponiendo un paseo a lo largo de la estructura que acompañase la operación de revegetación del entorno. Este paseo se organiza en dos niveles: uno pavimentado, pensado como recorrido para peatones y ciclistas, y otro de césped, como un gran prado longitudinal, pensado para el juego y el picnic. El recorrido para peatones se materializa con una franja de asfalto de 5,60m de ancho pintada en damero amarillo y azul y una franja de hormigón impreso de 4m de ancho, que se desdobla para resolver el desnivel entre ambas franjas, una horizontal y un talud variable para evitar la transmisión de cargas puntuales sobre el cajón. El prado se formaliza como una cinta de césped de 21,60m de ancho, que se ondula adaptándose a la topografía original. Sobre la cinta de césped se sitúan algunas masas de árboles de flor. Entre la traza y los límites de la expropiación se propone una replantación de bosque con especies autóctonas.