Hotel de insectos
Insectario para la promoción y la divulgación la fauna.
El proyecto se sitúa en un espacio intersticial entre municipios, en la confluencia entre las sierras de Collserola y de la Marina, en contacto con el espacio natural del Rec Comtal y el Besòs. El ámbito del proyecto ha sido históricamente el detrás de ambos municipios convirtiéndose en un espacio degradado fruto de los vertidos ilegales que se llevaron a cabo durante años, generando la desapropiación del sitio por parte de los ciudadanos. El objetivo del proyecto es la consolidación y mejora de un paso de peatones, actualmente no accesible e inseguro, entre los barrios de Vallbona y Can Sant Joan.
Se regulariza ligeramente la traza y la pendiente del camino existente para resolver la falta de relación entre los barrios vecinos, con una apuesta decidida por la movilidad blanda, y una ciudad biofílica: saludable, con menos contaminación, y accesible a las personas. El nuevo pasaje, con 175 m de longitud, tiene un trazado con pendientes suaves para los peatones en un entorno renaturalizado, que actúa como un mirador sobre el Besòs. El camino une la red urbana para peatones con el sistema de espacios libres metropolitano en una de las conexiones más cortas entre Barcelona y Montcada.
Con la definición de una sección tipo y la elección de una paleta reducida de materiales se resuelve de una forma sencilla un proyecto complejo. Este, atiende a las características del lugar y se adapta en cada punto para mantener la vegetación y las laderas existentes de la forma más respetuosa posible. También se realiza la adecuación de la explanada contigua a la plaza Primer de Maig con árboles frutales, creando una puerta urbana donde se instala un hotel de insectos.
Con la finalidad de generar un espacio común entre ambos municipios se consigue la revalorización del sitio, adaptándose a las preexistencias geológicas y morfológicas para incrementar la implicación de los ciudadanos y municipios locales.
Se establecen tres objetivos principales para esta nueva y recuperada conexión peatonal:
La consolidación de un pequeño sendero en la ladera este de la colina de Vallbona mejora la conectividad de la Metrópolis acercando la naturaleza a los ciudadanos.
A pesar de la fuerte orografía del lugar, se construye un sendero accesible que con el futuro soterramiento de las líneas ferroviarias se convertirá en la única conexión entre Montcada y Barcelona a lo largo del río Besòs.
La pasarela sobre pilotes, tipo pantalán, mantiene las dinámicas del sitio favoreciendo el paso de fauna y manteniendo la continuidad del agua en la línea de escorrentía natural.
El camino de 2m de ancho permite evitar grandes movimientos de tierras manteniendo la orografía del lugar y respetando los pinos ejemplares existentes.
En las zonas de proximidad con el tejido urbano donde la orografía es más favorable permite un camino tipo dique con un muro de gaviones para retener y laminar la escorrentía superficial favoreciendo la estabilidad del talud formado por estratos de licorella muy disgregada y vertidos ilegales.
En el cambio de paradigma hacia una movilidad sostenible en el que se fomenta el Door to Door, este nuevo camino se convierte en un punto clave de conexión entre los dos municipios. Un espacio destinado a la movilidad metropolitana pero también un punto de encuentro entre dos barrios anteriormente desvinculados. Un nuevo banco anclado a la estructura de la pasarela y el nuevo mirador del Río Besòs se convierten en espacios de reposo y encuentro con nuevas vistas hacia el entorno natural. La adecuación de la explanada contigua a la plaza Primer de Maig con árboles frutales se convierte en una puerta urbana donde se instala un hotel de insectos, fomentando la biodiversidad.
Las grandes pendientes del entorno y la geología de los estratos naturales, así como la voluntad de minimizar la huella de la actuación mediante un sistema constructivo fácilmente desmontable y reciclable se han convertido en la esencia para la materialización del proyecto. Un sistema de micropilotes ejecutados con una maquinaria de pequeñas dimensiones ha permitido evitar la alteración del terreno natural colocándose sobre el camino existente conservando el drenaje natural del terreno. Sobre esta cimentación de micropilotes se ha construido un tablero mínimo, de 11cm de espesor, de forjado colaborante, y una barandilla ligera y transparente que minimizan el impacto ecológico del proyecto, así como aumenta la reciclabilidad de la estructura.