Área Residencial Estratégica Can Taió
El proyecto de extensión urbana en el norte de Reus estructura el crecimiento en franjas urbanas que se alternan con parques, manteniendo la estructura agrícola histórica.
Extensión urbana de más de 100 hectáreas al norte de la ciudad de Reus, que propone el reconocimiento de las trazas agrícolas existentes, sobre las cuales se estructuran las áreas de zonas verdes y equipamientos, alternadas con áreas edificadas en forma de dedos que se difuminan hacia el exterior de la ciudad.
La distribución de los aprovechamientos y el establecimiento de las zonas verdes y equipamientos busca una transición adecuada entre los medios urbano y rural. Un corredor verde con uso agrícola de casi 20 hectáreas limita los nuevos crecimientos y evita la continuidad urbana entre Reus y el núcleo vecino de Castellvell del Camp, mientras que una área de espacios públicos de más de 24 hectáreas entra en la ciudad en forma de falcas aprovechándose de los antiguos caminos agrícolas y tratante de conseguir la máxima superficie de contacto entre el espacio construido y el espacio libre.
Los nuevos asentamientos residenciales –más de 5.000 viviendas– se disponen de forma concentrada sobre los nuevos viales que prolongan la trama urbana de la ciudad aprovechando los antiguos caminos existentes. El suelo privado ocupa solo un 20% del ámbito, sustituyéndose así el modelo establecido en el Plan General, que preveía una alta ocupación del territorio con modelos de baja densidad. Las islas propuestas se estructuran sobre las nuevas calles centrales, de sección compleja con bajos comerciales y gran intensidad de usos. A ambos lados, la edificación forma islas semiabiertas que se orientan hacia los espacios libres opuestos. La red viaria secundaria se adapta en la red agrícola anterior, conectando con los caminos propuestos a los varios parques. Esta disposición homogénea y constando permite acoger con facilidad toda la vivienda asequible y de calidad –más de 3.000 viviendas– mezclado con otros usos y respondiendo a criterios de sostenibilidad en el uso del suelo.
La finalización del paseo Norte da lugar a una vía que atiende tanto a las necesidades del sector como las del resto de la ciudad, y que promueve con su sección la integración de varios modos de movilidad: pública, privada, peatones y bicicletas. La ordenación es sensible a la presencia del paseo Norte, disponiendo sobre su traza edificios de mayor altura y grandes equipamientos, pero evita la creación de un frente continuo que cortaría excesivamente la relación entre los dos lados, y en cambio hace visible la penetración de las falcas verdes hacia el interior de la ciudad.
En la frontera entre el construido y los diversos espacios libres se disponen la mayor parte de los equipamientos –más de 12 hectáreas–, que servirán al sector y al resto de la ciudad, dando lugar a una serie de parques equipados mucho muy conectados simultáneamente con la ciudad y con el paisaje rural. Uno de ellos, el parque Norte, se organiza en torno al paseo de la Boca de la Mina, poniendo en valor los diversos elementos patrimoniales a conservar y preservando los elementos paisajísticos más característicos del sector.